Agroteo lanza su nueva plataforma de Agricultura de Precisión
14 junio, 2018El cultivo de la remolacha se implanta en Navarra de la mano de Agroteo
22 junio, 2018Poder tratar a tiempo, con la presencia de las primeras manchas, haciendo uso de fungicidas recomendados por AIMCRA y siguiendo un programa de tratamientos específicos, te hará alcanzar un mayor rendimiento y una mayor riqueza.
Al llegar el verano, con el control de las malas hierbas realizado o en proceso, con un abonado adecuado e inmersos en la campaña de riego, llega también el momento del control de las enfermedades foliares. Encontrarse con enfermedades endémicas presentes en las zonas de cultivo, de forma generaliza a partir de mediados de julio, se encontrarán las primeras manchas de oidio; las cuales vendrán seguidas en agosto de las primeras machas de cercospora y de roya.
Dentro de estas tres enfermedades principales: oidio, cercospora y roya (Erysiphe betae, Cercospora beticola y Uromices betae), que provocan enfermedades foliares en la remolacha azucarera, la cercospora se propone como el patógeno más virulento que causa mayores pérdidas de azúcar. En años con ataques graves, las pérdidas pueden llegar al 20%. Por lo tanto, se hace necesario prestar una especial atención a su control.
A la hora de combatir las enfermedades foliares, es muy importante tener detectadas cuándo se producen las primeras manchas sobre las hojas de nuestro cultivo. Así pues, hay que estar muy atentos al estado de nuestro cultivo para advertir lo antes posible los primeros síntomas. Para ayudar en esta tarea, el equipo técnico de Azucarera envía avisos a los agricultores de una zona, en cuanto se detectan indicios de la aparición de alguna enfermedad foliar. En caso de duda, si alguna mancha aparecida no se identifica claramente, el agricultor contacta con su técnico para visitar juntos la parcela e identificar claramente el problema.
Es en ese momento de aparición de las primeras manchas cuando se realiza el primer tratamiento fungicida. Y nunca se debe retrasar esta primera aplicación, ya que se estará generando un coste de oportunidad que en ningún caso justificará esa demora. Es decir, se gastará el mismo dinero en productos fungicidas, reportando un menor beneficio. Diversos estudios realizados por AIMCRA demuestran que retrasar un tratamiento fungicida una semana respecto al momento recomendado, genera unas pérdidas de hasta 3t/ha, lo cual puede llegar a suponer una disminución de ingresos de hasta 96€/ha, habiendo efectuado el mismo gasto en fungicidas. Por ello, la práctica de retrasar el primer tratamiento pensando en reducir el número total de tratamientos, no compensa de ninguna de las maneras.
A la hora de realizar los tratamientos, se recomienda utilizar productos fungicidas citados por AIMCRA y siempre alternar materias activas de distinta composición química y modo de acción (como maneb y mancozeb) en los siguientes tratamientos, para así evitar resistencias y mejorar la eficacia.
Una vez realizada la primera aplicación, es necesario seguir un programa de tratamientos, tratando cada 21 días como mínimo (ya que es la persistencia de los fungicidas utilizados) y continuar con los tratamientos hasta que las enfermedades foliares dejen de estar activas. Como consecuencia, no se realizan únicamente dos tratamientos porque tradicionalmente haya sido así o porque fuera lo que se hizo la campaña pasada, sino que habrá que hacer tantos tratamientos como sean necesarios para cubrir el ciclo final del cultivo, ya que cada año la virulencia de la enfermedad puede ser diferente, en función de la climatología y/o el estado del cultivo.
Por último, en zonas de alto riesgo de enfermedades foliares donde tradicionalmente la virulencia de éstas es muy elevada y de difícil control, hay que tener en cuenta a priori la variedad seleccionada y elegir aquellas variedades tolerantes a la enfermedad que más afecte a tu zona de cultivo. Recalcar que la elección de estas variedades no implica que no haya que tratar, puesto que estamos ante variedades tolerantes y no resistentes, pero con ellas conseguirás que la aparición de las primeras manchas se retrase y sean menos virulentas a la hora de una propagación inicial. Una vez detectadas las primeras manchas, el manejo ha de ser el explicado anteriormente.
El coste económico de cualquier tratamiento fungicida en presencia de enfermedades foliares, siempre compensará con creces las pérdidas que se puedan ocasionar en el cultivo y, como consecuencia, en tu beneficio total. Por ejemplo, en el caso de haber decidido no tratar, se generaría un coste de decisión, el cual ocasionaría unas pérdidas de hasta un 20% (en función del grado del ataque); es decir, si de una producción de 100t/ha se llega a perder un 20%, significaría una pérdida de hasta 640€/ha. Estas cifras avalan sin ninguna duda la necesidad de realizar los tratamientos fungicidas adecuados.
Una aplicación de calidad con productos recomendados por AIMCRA y con un reparto adecuado de los mismos, respetando el volumen de caldo recomendado para cubrir correctamente la mayor superficie de área foliar y utilizando un pulverizador bien calibrado, te garantizará el óptimo desarrollo del cultivo en esta fase del mismo.