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6 febrero, 2018La preparación del terreno previo a la siembra es la base para una buena producción.
La preparación del terreno previo a la siembra es una de las labores fundamentales dentro de cualquier cultivo pero es un factor fundamental, especialmente, en la remolacha azucarera ya que es una planta de raíz pivotante muy sensible a los encharcamientos, por eso, es básico conocer nuestro suelo y realizar las labores adecuadas en las mejores condiciones posibles.
La mejor o peor preparación del terreno será un factor fundamental en la nascencia de la semilla y en el posterior desarrollo de la planta.
Pero esta «preparación del suelo» comprende pasos anteriores a la realización de las labores propiamente dichas. Una buena elección del terreno -considerando el cultivo anterior y los tratamientos fitosanitarios utilizados en éste-, un adecuado análisis de suelo- conociendo la base con la que se va a trabajar- y por último planificar una buena preparación del terreno; son los primeros pasos para conseguir una buena cosecha.
En la planificación de la preparación del terreno dependerá también su estado después de la cosecha del cultivo anterior y las condiciones meteorológicas previas a la siembra de la remolacha. Por eso, se debe ser flexible y adaptarnos a las necesidades del suelo para conseguir su estado óptimo antes de implantar y desarrollar el cultivo.
Como norma general se debe comenzar eliminando los restos del cultivo anterior, posteriormente las labores primarias o de fondo y por último las labores secundarias que nivelarán y terminarán de preparar el lecho de siembra.
- El laboreo de fondo, tiene como objetivo principal conseguir una capa de suelo bien mullida y estructurada donde se desarrollará la raíz de la remolacha de forma adecuada. Conseguiremos también una correcta aireación y densidad aparente optima del perfil de cultivo. La labor profunda del terreno se podrá realizar con un subsolador, una vertedera o un chisel. El subsolador lo utilizaremos si tenemos un terreno muy compacto con capas impermeables en la superficie o podemos causar suela de labor. Es una labor muy profunda, por tanto no todos los terrenos necesitarán este tipo de trabajo.
- La vertedera se utilizará si el terreno drena bien y es homogéneo, sin ser un terreno excesivamente arcilloso. También, dependiendo del tipo de vertedera que utilicemos podremos buscar una mayor o menor reducción de los terrones del suelo:
- Helicoidal: apenas rompe la banda de suelo por lo que producirá muchos terrones, necesitando adelantar esta labor para que las lluvias y heladas del invierno ayuden a preparar el terreno disgregando estos aglomerados.
- Cilíndrica: deja el suelo más pulverizado, utilizándose si no tenemos mucho tiempo entre la preparación del terreno y la época de siembra en suelos ligeros.
- Universal: un efecto intermedio entre las dos primeras.
- Por último, también puede realizarse una labor con chisel, si son suelos ligeros y con buen drenaje. La labor es menos profunda pero gracias a los acoples que se pueden introducir puede hacer un buen trabajo en este tipo de suelos.
Todas estas labores deben realizarse en condiciones meteorológicas adecuadas, intentando aprovechar el tempero para potenciar su efecto.
Como se ha mencionado anteriormente, dependiendo de nuestro tipo de terreno podemos adaptar el tipo de maquinaria a utilizar, pero también podemos ayudarnos del periodo en el que se realiza esta labor como una herramienta más a nuestro favor y siempre buscando una preparación óptima del terreno al menos coste posible.
Por ejemplo, si tenemos un terreno fuerte (arcilloso) podemos utilizar las heladas y lluvias del invierno como un factor que ayudará a romper los terrones producidos por el arado. Por el contrario, en terrenos arenosos y muy especialmente en los limosos, debemos retrasar esta labor ya que las lluvias del invierno pueden reducir el efecto mullidor conseguido.
Previo a la siembra deberemos preparar el lecho donde se desarrollarán los primeros estadios de la remolacha, nivelando el terreno tras los trabajos profundos y creando el perfil superficial óptimo para la implantación de la semilla.
Esto lo conseguiremos con las labores secundarias o superficiales. El objetivo final de estas labores es crear una superficie de unos 10/15 cm constituida por tres capas diferenciadas):
- Base del lecho de germinación: debe ser una zona asentada, la cual debe drenar adecuadamente los excesos de humedad y debe ser adecuado para el desarrollo de la raíz de la remolacha.
- Lecho de germinación: sobre la que se apoyará la semilla, capa de tierra fina con pequeños agregados que favorecerá el drenaje de la humedad.
- Recubrimiento de semilla: zona superficial formada por pequeños terrones, que no perjudiquen la germinación pero que impidan la formación de una costra por el exceso de agua.
Las labores secundarias nos ayudarán a realizar esta tarea fundamental dentro del cultivo de la remolacha azucarera. Primero nos servirá para terminar de nivelar el terreno y deshacer los últimos terrones que ni la labor profunda ni la meteorología hayan conseguido romper y, por último, nos permitirá realizar adecuadamente esos 15 primeros centímetros del suelo que serán base para la germinación de la semilla.
Para estas labores se pueden utilizar varias herramientas:
- Grada de discos: cuando tenemos un terreno que nos ha quedado apelmazado o con aparición de malas hierbas. Tenemos diferentes gradas de discos las cuales según su forma y el peso de éstos nos realizarán un efecto diferente en el suelo.
- Cultivador con rastra: labor superficial en terrenos bien estructurados, ayudan a preparar y nivelar la parte superficial del terreno.
- Gradas Rotativas: elemento fundamental para una adecuada preparación del lecho de siembra. Es un equipo accionado por la toma de fuerza del tractor que además del movimiento lineal genera un movimiento rotatorio. Labor a baja velocidad con un gran efecto en la pulverización del suelo.
- Vibrocultor: permite también terminar de preparar el lecho de siembra. Están formados por un chasis constituido por un cuadro con travesaños donde van sujetos los dientes. La separación entre éstos determina el grado de desmenuzamiento del suelo, cuanto más reducida, mayor es el efecto.
Estas son las herramientas básicas para una buena preparación del terreno, pudiéndose utilizar otro tipo de arados como pueden ser los combinados o los anteriormente mencionados con diferentes acoples buscando una mejor preparación del suelo con un menor trabajo sobre éste.
Lo que se debe tener claro es que, la preparación del terreno es la base para tener un desarrollo óptimo de la remolacha azucarera.
Se debe elegir un terreno adecuado considerando el histórico agronómico de los últimos años, conocer el suelo en la actualidad con los análisis físico-químicos pertinentes y preparar el terreno lo mejor posible intentando hacer las labores en las mejores condiciones meteorológicas y con el tiempo suficiente para conseguir el objetivo final. Sentar las bases para una buena cosecha.